¡¡¡Día del Libro en la Feria!!!

Bitácora de una caseta en la Feria del Libro de Granada.
Por Luciana.

¡¡¡Día del libro!!!

A Alberto le toca hoy estar por la mañana en ¡¡¡Tremenda!!!, a mi en la caseta, por aquello de turnarnos.
Es el Día del Libro, Alberto solo en la librería, yo sola en la caseta. ¡No hay miedo!

Antes de ir a la caseta, recojo de la librería un par de cosas para llevarme a la Feria y me pongo una flor roja de papel en el pelo. Este año no tengo rosa, no me acordé de comprar. Otros años compramos rosas para regalar a nuestras amigas de la librería, este año nos olvidamos: la Feria nos absorbe y consume.
En la librería, me encuentro con Eva Penélope, nuestra vecina de tarraco, siempre es buena la excusa de parlar en català y aprofito a hacerlo con ella. Eva vive en Granada pero no pierde sus tradiciones: está buscando libros para su hija y su marido. Luego, me dice, irá a comprarles una rosa a cada uno, que avui es Sant Jordi!

Salgo para la Feria. Llevé una sillita del cole para que la chavalada se suba, en lugar del perdido para siempre taburetillo amarillo. Y se suben, algunos quieren subirse al respaldo, un peligro que sus familias detienen rápidamente, menos mal.


Por la mañana, vienen muchos coles. Es muy divertido verles. Un grupo del cole Virgen de las Nieves se reúne delante de nuestra caseta y un romano y una caperucita roja se ponen a recitar. Otro, que me dijo que se llama Alejandro, me regala un marcapáginas pintado a mano por él mismo. Shoro.

El marcapáginas que me regaló Alejandro. El grupo de poetas en la Fuente de las Batallas.

Viene el grupo del Hurtado, del Realejo, son la repera:
Les reconozco, les saludo por su nombre. Pero Marie Carmen se me acerca al mostrador, me mira fijo a los ojos, y me consulta: «¿Tremenda Librería?». Le respondo que sí, que somos sus vecinas del barrio, pero se va dudando: suele pasar que la chavalada no te reconoce fuera del lugar al que te asocia, la librería en nuestro caso. Y, cuando nos ven fuera ella, se les desconfigura algo porque las caras de duda son magistrales.

Viene la Pilarica, nuestra amiga de la librería que nos ayudó en el montaje, con su sonrisa «vengo a preguntarte si necesitas algo». Hermosa, ella, me compra un refresco y «como tengo que ir a la Tremenda», le pido que me traiga bolsas, que se me acabaron. Que me la bendigan a la Pilarica.
Repite visita Abigail, con su bebé y su marido, que el otro día vino con Lorenzo, su hijo: hoy, se lleva otro libro para contarle por las noches. Acaba de ser mamá por segunda vez, y me cuenta que «solo lee libros infantiles, ya no tengo tiempo para leer cosas que me gustan a mi». Le digo que lo importante es leer, sea lo que sea, y pienso que lo que está haciendo con su peque es precioso, fundamental para su educación y vínculo materno filial. No me da tiempo de decírselo, pero algún día si vuelve, se lo diré.

A las 14h, intento cerrar y me lanzan un chivatazo: ¡que no cierre!, que viene May R. Ayamonte con la alcaldesa de Granada.
Estaba con Sara y Marta, a pura sonrisa, hablando de la cantidad de libros que Sara ha comprado (una barbaridad, siempre le pasa en la Feria), y de repente llega May, y al rato unos cuantos medios de comunicación y Marifrán Carazo, la alcaldesa.

Nosotras les damos paso, para que May le firme un libro a un costado de la caseta. «Es todo marketing», me digo, y automáticamente me pongo al otro costado de la caseta a hablar con Sara y Marta. Pero un señoro nos viene a decir que bajemos la voz, que «están grabando a la alcaldesa». Se nos queda cara de póker y ganas de responderle, pero nos callamos: ¿para qué ponerse a la altura? Pero qué incomodidad nos hizo pasar, gratuitamente. Estamos en un espacio público, perdone, oiga.

Se van política, la escritora, coordinadores de la Feria y medios de comunicación, y por fin me voy a comer a casa, que mi madre hizo pizza rellena casera. Si no la probaron, háganlo, corran, pídanle la receta a mi madre que estos días está en Granada.
Dejo la sobremesa pronto (a pesar de la pizza rellena) porque la tarde nos lo pide, es el Día del Libro y a nuestra caseta vendrá May a firmar.

Lo importante: la pizza rellena y casera de mi madre.

Recolocamos libros y abrimos: desde bien pronto recibimos visitas de todo tipo y color, a revisar libros, tocarlos, adorarlos. Nos encanta veros revolver, revisar, sonreír, leer nuestras notitas y conversar sobre ello. Intentamos que nuestra caseta sea una mini sucursal de ¡¡¡Tremenda!!! y lo conseguimos, os gustan nuestras recomendaciones, sean las Citas a Ciegas, las notitas que dejamos en las etiquetitas o los cartelitos de «Novedad recomendada por Alberto o Luciana».

Encarni Torres Prieto, la locutora oficial de la Feria, nos trae un regalo: galletitas caseras de debajo de su casa, muy tiernas y oportunas para dar comienzo a la tarde.

Con nuestra locutora, Encarni Prieto y las galletitas que nos trajo, fresquísimas.

18:45 de la tarde y ya tenemos cola. Me digo «voy a salir a coordinar la fila para que desde la organización de la Feria no nos digan nada» (me refiero a que la fila pueda obstruir el paso). Salgo de la caseta, y la gente ya está más organizada que estudiante universitario de los 60′. «No hace falta», me dice uno, y tiene razón. Les dejo que disfruten de la espera, con sus nervios e inquietudes, su curiosidad, su ojalá poder hablar un poquito con la autora.

Las personas que se fueron acercando a la fila, para que May R. Ayamonte les firme libros.


19 horas, llega May. Una diosa, se sienta en el taburete, pone varios ejemplares de su último libro en forma de torre para poder firmar cómodamente, una jefa. Habla con la gente, les escucha, les pregunta cosas, saluda y se interesa por lo que le cuentan. Me hace pensar que una escritora es más grande que sus libros por esto, aunque May es grande por muchas cosas más. Una de ellas, escribir novelas donde la protagonista te hace pasear por Granada, conocerla, surcando misterios.

May se tira dos horas con la gente, una pasada. Se nota que tiene tablas y le gusta lo que hace. Da verdadero gusto compartir con ella la tarde y ¡le deseamos lo mejor en todo!

Entre sus firmas, siguen viniendo amigas a saludar y a mirar libritos guapos: Carol, Ali y Blanca. Ellas vienen a una presentación con Anna Starobinets que está en el Pabellón que auspicia un banco verde muy conocido en Granada, justo frente a nuestra caseta.
Y viene Marivi, María viene otra vez, la traductora Paula también repite visita, Irene, muchas amigas de los Clubes de Lectura de ¡¡¡Tremenda!!!, siempre es una alegría recibirlas allí, pero más aún en la Feria. Algunas, traen bellas rosas envueltas en papel de libro antiguo, son tan preciosas que les hacemos fotos.


También viene un vecino de 6to del cole Hurtado, que está vendiendo flores para recaudar fondos para su viaje de fin de curso. Le compro un clavel, por supuesto, ¿cómo no le voy a comprar uno a este lector empedernido de La Terrible Adèle?
Estas son las fotos que nos hace su madre, Isabel:

La tarde va cayendo, y con ella se acerca el cansancio. El cuerpo empieza a notar el dolor que aparece de repente, antes no lo notábamos. En mi caso, los pies ya notan dolores que creía que con estas zapatillas no iba a padecer. Pero vaya si se notan.

Nos vamos a casa, ha sido una jornada a pleno sol, con firma en la caseta, amigas que nos visitan (y repiten), y un agotamiento que ya se va notando. ¿Llegaremos enteras al domingo?

¡¡¡GRACIAS!!! A TODAS LAS PERSONAS QUE SE HAN ACERCADO A LA CASETA, A SALUDAR, CURIOSEAR Y VIVIR ESTE DÍA DEL LIBRO 2024.