LA ESCRITURA COMO UN CUCHILLO, de Annie Ernaux.

Reseña de María, nuestra compañera de prácticas de Literatura Comparada de la Universidad de Granada.

La semana pasada ha llegado a la librería La escritura como un cuchillo, editado por Cabaret Voltaire. El libro consiste en una serie de diálogos que, entre 2001 y 2002, mantuvieron Frédéric-Yves Jeanett   —escritor francés— y Annie Ernaux —escritora francesa y ganadora del Premio Nobel en 2022— mediante correos electrónicos, donde Jeanett entrevista a Ernaux sobre diferentes aspectos de su escritura y de su vida.

Siempre es interesante leer a una autora hablar sobre su propia obra, es casi como abrir un reloj para ver los engranajes. La diferencia es que, en este caso, los engranajes están detrás de una neblina. Ernaux no intenta construir una teoría literaria y mucho menos establecer una serie de reglas. No hay directrices sobre cómo escribir una novela perfecta, pero sí reflexiones muy agudas sobre el mundo, la literatura y la vida. Estas, además, cuentan con la ventaja del tiempo: al ser correos electrónicos, las respuestas están meditadas, reflexionadas, sin el imperativo de la inmediatez.

Justo por eso es un libro fascinante. Sirve, por un lado, para pensar a Annie Ernaux y el conjunto de su obra. De hecho, ella misma hará un recorrido de muchas de sus novelas —y de sus diarios—, destacando ciertos aspectos de ellas y de su voz narradora. Haciendo lo que ella misma llama un «examen de conciencia literaria exigente y completo». Esto es particularmente interesante en esta autora, porque uno de sus criterios a la hora de valorar un libro —como ella misma dice en este diálogo— es el tipo de proyecto que se realiza a través de la escritura y no tanto el estilo que se utiliza.

Pero, por otro lado, también es una oportunidad para pensar en temas más amplios, como la relación entre la literatura y la vida o la literatura y la política. Al fin y al cabo, Ernaux fue pionera en el género de la autoficción —rompiendo ciertos cánones de lo que era considerado literario— que ahora copa las librerías. Un género que, en su caso, tiene un claro tinte político —«escribir es un acto político», dirá—, porque, tal y como ella lo piensa, lo íntimo y lo social son indisociables.

Ernaux utiliza su escritura «como un cuchillo» contra los valores dominantes del mundo, contra la propia institución de la literatura y, en ocasiones, contra ella misma —por su vida actual, la cual considera una traición a su clase social originaria.

Siempre es un placer leer a Ernaux en todas sus formas y este libro puede apasionar tanto a las lectoras voraces de su obra, como a aquellos que quieran introducirse en ella —aunque se pierdan algunas referencias, no es nada que le quite valor a la reflexión o que impida seguirla.