NADA ES VERDAD, de Veronica Raimo.

(«¡Francesca está al teléfono!»)

Reseña de Luciana.

Hoy sale a la venta NADA ES VERDAD de la mano de Libros del Asteroide y, amigas, me lo he devorado.
Y puedo afirmar que, en cuanto lo abrí, me sumergí rápidamente en él porque Veronica representa milimétricamente a su familia italiana que bien puede ser la mía.

Raimo relata su infancia, adolescencia y vida adulta habiendo sido parte de una familia muy particular: su madre preocupada permanentemente, su padre «cayendo en la paradoja» todo el tiempo y con obsesiones estrambóticas, y un hermano mayor al que todos adoran.

No es casual que me haya zambullido de lleno en esta historia: mi italianidad viene por parte de madre (justamente) y entiendo a la perfección lo que Veronica nos cuenta. Compartimos a una madre intensa, compartimos un hermano que todos ven «perfecto». He tenido, y sigo teniendo donde quiera que esté, un vínculo de amor eterno hacia mi nonno, tal y como nos describe la autora. Y, ¿cómo no?, las mentiras y los secretismos que son, también, integrantes fundamentales en nuestras familias. Todo esto me ha conectado de forma directa con mis recuerdos a la par de haberme tronchado de risa con la lectura.

Porque Veronica es brutal, sí, pero nos da pistas acerca de cómo escribir sobre la familia partiendo del humor y sin dejar de ser cariñosa con sus integrantes y con nuestros recuerdos. Esto hace que esta historia entre rápidamente en nuestras memorias: contar intimidades de otra manera, quizás, no sería tan cómodo o agradable para las lectoras.

NADA ES VERDAD es, tal vez, el retrato de muchas familias italianas (e non solo) y sus maneras de vincularse en el mundo. Con una mirada humorística, que observo fundamental para describir vínculos díscolos y asfixiantes de familias posesivas, es una novela amorosa hablando de los afectos, el crecer, las pérdidas y las locuras familiares.

Con este libro, Veronica ganó el Premio Strega Giovani 2022 y cuentan que se viene la adaptación al cine en camino.
En cualquier caso, queremos más de esta autora. «¡Francesca está al teléfono!» y queremos saber por dónde anda Veronica, qué cuece, qué es de su vida, igual que siempre lo quiere saber su madre.