LOS DOS LADOS, de Teresa Cardona (Ed. Siruela). Por Károlain Manson.
Mucho ha llovido desde que el señor Poe publicara “Los crímenes de la calle Morgue” allá
por 1841. La novela policiaca, como todo, ha evolucionado, y no solo por lo obvio: también
nos hemos globalizado, salen autores de debajo de las piedras y las editoriales lanzan
novedades como churros.
Entre tanto bombardeo, una piensa que al menos los requisitos básicos de cualquier novela
policiaca que se precie se cumplen en todo lo que se publica. Porque claro, tiene que haber
como mínimo un crimen (con su poquito de misterio), unos personajes interesantes, una
trama bien construida, que te mantenga en vilo y que te entretenga. Pues esta receta, tan
esencial como los ingredientes de un buen gazpacho, no es que te la encuentres
deconstruida, es que, a veces, ni existe.
Así las cosas, una se vuelve cada vez más desconfiada ante una voz novel. Y eso que
Teresa Cardona no es nueva en el oficio y en Francia ya ha publicado un par de novelas
(bajo el seudónimo de Éric Todenne y junto a Éric Damien). Pero sí que se estrena en
solitario y en español con “Los dos lados”.
2016, San Lorenzo de El Escorial. Hallan el cadáver de un hombre en un cuarto de
calderas. La teniente Karen Blecker (que hasta no hace mucho trabajaba en La Haya para
la Europol) y el brigada José Luis Cano deben descubrir la identidad de la víctima y, por
supuesto, la identidad del asesino. Pero no nos lo ponen fácil, ni a ellos, ni a la que
suscribe.
La escritora nos hace viajar a 1989 al volver la página. Mismo pueblo, personajes distintos.
Imaginas que son esenciales para la trama, pero en ese momento no sabes muy bien qué
hacen ahí. Y esa vuelta de tuerca acrecienta el interés.
Cabalgando entre presente y pasado, vamos avanzando por la narración comprendiendo
poco a poco el papel que los personajes del pasado tienen en el presente, queriendo saber
más y siguiendo a los protagonistas en sus pesquisas. Me encanta que la autora nos dé la
oportunidad de sacar nuestras propias conclusiones gracias a los datos que nos aporta el
pasado y que la teniente y el brigada desconocen (ya lo decía Agatha Christie, “la mejor
receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector”). Y, por
si fuera poco, la autora nos hace reflexionar planteando un dilema moral que recorre la
novela de principio a fin: ¿el fin justifica los medios? ¿Puede uno tomarse la justicia por su
mano?
Como no me gustaría destripar “los dos lados”, solo diré que me ha gustado muchísimo.
Está muy bien escrita, es diferente (sobre todo por esas reflexiones que te persiguen incluso
cuando dejas el libro sobre la mesa), entretenida, la trama se sostiene y ha sabido mantener
mi atención hasta el final. ¿Qué más se puede pedir? Que esta sea la primera de muchas
novelas del nuevo tándem Blecker-Cano.*
*La segunda novela de la serie llega este mismo mes de octubre a todas las librerías.